La osteopatía es una terapia manual que aborda al paciente de manera integral, enfocándose no solo en la enfermedad o los síntomas que motivan la consulta, sino también en la verdadera causa del trastorno.
Por ejemplo, cuando un paciente acude a consulta por un problema tan común como dolor en el cuello o en el hombro, con la osteopatía no nos centraremos únicamente en tratar la zona dolorosa. Buscaremos todos los posibles orígenes de ese dolor, ya que en osteopatía trabajamos sobre la premisa de que cuando hay una lesión, se activan “cadenas lesionales” que intentan compensar el problema mecánico. De este modo, un simple esguince de tobillo mal curado puede, con el tiempo, afectar también a la rodilla, cadera, pelvis, hombro e incluso al cuello por tensiones musculares.
El osteópata debe estar titulado en fisioterapia por una universidad.
Por lo tanto, un dolor de hombro puede ser el reflejo o la consecuencia de una lesión en otra parte del cuerpo. Hasta que no se trate la causa original de la lesión, como puede ser un problema en el pie, el paciente puede seguir sufriendo una serie de síntomas a distancia que no desaparecerán. Un buen diagnóstico del origen de la lesión puede permitir una recuperación mucho más rápida con menos sesiones, utilizando técnicas manuales. En eso consiste la osteopatía: considerar la correcta movilidad de la columna vertebral como el eje central de todos los tratamientos y relacionarla, a través del sistema nervioso y muscular, con todos los órganos y estructuras del cuerpo.
Sabemos que un problema estomacal (úlcera, hernia de hiato) o cólicos renales pueden causar fuertes dolores de espalda, así como el síndrome premenstrual puede provocar dolor lumbar. A veces, al tratar la columna mejoramos una disfunción visceral; otras veces, al tratar un órgano, mejoramos el dolor de espalda. El objetivo final de la osteopatía es armonizar al individuo y equilibrar los distintos sistemas del cuerpo, teniendo en cuenta que cualquier alteración de la estructura corporal repercute en el funcionamiento de esas estructuras, causando síntomas como dolor, limitación de movimiento, estrés o cansancio.
¿Cómo es una sesión de osteopatía?
Una sesión de osteopatía es siempre individual y consta de dos fases: una evaluación inicial y una fase terapéutica.
En la primera parte, el osteópata se interesa por el estado de salud general del paciente y realiza una serie de pruebas y palpaciones manuales para identificar las estructuras que han perdido movilidad o han sufrido estrés mecánico. Una vez identificadas estas áreas, se aplicarán las técnicas manuales correspondientes para normalizar su función y eliminar los síntomas.
¿Qué técnicas aplica la osteopatía?
Las técnicas empleadas varían según las características del paciente (edad, sexo, enfermedades asociadas) y la naturaleza de la lesión (estructural, visceral, craneal, miofascial). Las técnicas de tratamiento son manuales e incluyen manipulaciones de alta velocidad, movilizaciones lentas, técnicas de tejidos blandos y técnicas miofasciales.
La aplicación de las técnicas siempre respetará el umbral de dolor del paciente.
Las sesiones de osteopatía son un impulso para el cuerpo en el proceso de curación, seguidas de un período de descanso (al menos una semana) para que el paciente se adapte y participe en el proceso de recuperación, evitando sobrecargar los tejidos en disfunción.
¿Quién puede acudir a una sesión de osteopatía?
La osteopatía no tiene límite de edad en su aplicación. Desde bebés hasta personas mayores pueden beneficiarse de tratamientos específicos adaptados a sus necesidades. La aplicación de técnicas manuales en las que el osteópata está en constante comunicación con el cuerpo del paciente hace posible que la edad no sea un factor excluyente.
¿Qué tipos de lesiones se pueden tratar con osteopatía?
La osteopatía puede tratar una amplia variedad de lesiones y síntomas relacionados con ellas, como:
-
Lesiones de espalda (cervicales, lumbares, pinzamientos, hernias, contracturas).
-
Lesiones deportivas (esguinces, luxaciones, sobrecargas musculares).
-
Patologías músculo-esqueléticas (artrosis, artritis, fibromialgia, osteoporosis).
-
Alteraciones vasculares (varices, piernas cansadas) y linfáticas.
-
Trastornos gastrointestinales (estreñimiento, aerofagia, hemorroides, hernia de hiato, colon irritable).
-
Síndrome y trastornos menstruales (dolor lumbar, hinchazón, dolor abdominal, dolores de cabeza).
-
Trastornos en la esfera cráneo-cervical (cefaleas, migrañas, vértigos, mareos).
-
Alteraciones craneales en bebés (plagiocefalia, tortícolis).
-
Trastornos mandibulares (bloqueo mandibular, chasquido, dolor, bruxismo).
-
Estrés y ansiedad.