Durante el embarazo, las mujeres desarrollan una mayor conciencia corporal, ya que es el momento en que ocurren los cambios posturales más intensos y rápidos de toda su vida.

La osteopatía aplicada en esta etapa ofrece un enfoque manual para aliviar las molestias comunes del embarazo, especialmente en un periodo en el que muchos tratamientos farmacológicos están limitados o desaconsejados.

El objetivo principal es favorecer la adaptación del cuerpo de la futura madre a las transformaciones posturales que se avecinan, así como preparar adecuadamente la pelvis para el momento del parto. También se enfoca en prevenir y tratar dolores de espalda, molestias ciáticas, alteraciones circulatorias y otros síntomas habituales del embarazo.

Además, la osteopatía puede contribuir a aliviar problemas como el reflujo, la acidez estomacal, las digestiones pesadas y el estreñimiento, tan comunes en este periodo.

Osteopatía pediátrica

En el caso de los bebés y niños, la osteopatía puede ser de gran utilidad para abordar diferentes trastornos frecuentes durante las primeras etapas del desarrollo.

Entre las afecciones más comunes que se tratan en recién nacidos y niños pequeños se encuentran:

  • Cólicos del lactante

  • Trastornos digestivos

  • Tortícolis congénita

  • Plagiocefalia (asimetría craneal)

  • Otitis de repetición

  • Alteraciones del sueño

  • Problemas posturales y de columna

  • Alteraciones en los pies como pie plano o pie cavo

Las técnicas utilizadas en bebés son muy delicadas, suaves y completamente indoloras. Tras una sesión, muchos padres notan que el bebé está más calmado, relajado y duerme mejor.

Una de las preguntas más comunes es cuándo empezar el tratamiento osteopático en bebés: cuanto antes, mejor. La osteopatía es segura y eficaz desde los primeros días de vida, y puede aplicarse a niños de cualquier edad.